La cultura argárica es una manifestación y expresión de los poblados del sudeste peninsular en la Edad del Bronce, que formaron una de las sociedades de mayor relevancia en la Europa del II milenio a. C. y de las mejor estudiadas gracias al excelente estado de conservación de los restos arqueológicos.
Durante mucho tiempo se creyó que poco antes de la mitad del II milenio, a la vez que cobraba cuerpo la cultura del vaso campaniforme, tenía lugar en el sureste peninsular un nuevo impacto colonizador de gentes procedentes del ámbito greco-micénico que seguían los pasos de navegantes más antiguos, instalándose en los importantes focos mineros de Almería y sus zonas limítrofes. En la actualidad se ha verificado que la cultura material argárica se corresponde con una evolución de la que había en el sustrato previo, por lo que se descarta esta colonización, siendo patente los fuertes contactos con el Mediterráneo oriental, que se materializan en aspectos que aparecen totalmente nuevos en esta cultura.
La cultura argárica se expandió principalmente desde Almería por Jaén hacia occidente y por la Hoya de Guadix y la Hoya de Baza, quizás, buscando las ricas zonas mineras de Linares y la Región de Murcia.
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Cultura del Argar

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